Uno de los propietarios de la
zona era el obispo de Canarias que cuando se enteró del desastre ordenó
“quitaran a lomo de camello todas las cenizas llovidas sobre sus tierras”.
Poderío.
Como quitar la arena era
imposible abrieron hoyos hasta encontrar
la tierra, y allí sembraron entre otras plantas, vides. Sorprendidos por lo bien
que se criaban se extendió su cultivo a toda la isla. Los hoyos pueden tener
más de dos metros de profundidad, protegiendo así las plantas de los vientos
alisios que soplan en la zona. Algunos hoyos tienen además un zoco de piedra
volcánica para que la arena no los colmate. La malvasía es la reina.
Las zanjas se utilizan en zonas donde hay menos arena o
en enarenados artificiales. La vid se siembra alrededor de la finca y el centro se aprovecha para otros
cultivos. Ahora he visto cómo también están plantando viña en el centro, de
forma regular para realizar las tareas con pequeños tractores.
Los chabocos
son huecos, grietas en la lava, de origen
natural o creados de manera artificial. No es fácil localizarlos pero los
amigos Luis y Jerónimo, viticultores de la zona me llevaron a ver algunos. En
estos huecos se recoge más agua y el viento no molesta. Se suele plantar la
moscatel.
Antonio Sánchez