jueves, 28 de mayo de 2009

Vinos

skip to main | skip to sidebar

lunes 25 de mayo de 2009
Slow Vitis, slow emotion
Los pasados 10 y 11 de Mayo se celebró en la ciudad Condal la feria Slow Vitis, una muestra de vinos que, en principio, estaba dedicada a los vinos de concepción natural, autóctonos y biodinámicos.
Alojada en el antiguo convento de Sant Agustí era el marco más o menos idóneo para esa exposición, pues no es la primera feria de productos vínicos naturales que pasa por esa estancia.

Como es normal en estos casos, la verdadera intención de la exposición se vio un tanto transformada por la entrada de diversas bodegas que poco tenían de naturales o biodinámicas (más dinámicas que bio…), la temática se tornó mas bien hacia los vinos realizados con variedades autóctonas y, por añadidura, algunos realmente naturales.

Antes de empezar con el resumen de datos y vinos allí probados (como en botica, hay de todo un poco) me gustaría recalcar un par de observaciones no del todo positivas. La primera es la insistencia de muchos elaboradores de estar fumando mientras sirven los vinos. Eso crea una atmósfera de humo saliente que se mezcla con los aromas propios del vino que, en la totalidad de los casos, llegan a molestar de sobremanera.
La segunda es la temperatura un tanto incontrolada de los vinos que aguardaban ser bebidos, al sol, bajo una simple lona o en el mejor de los casos, dentro de una cubitera llena de agua a temperatura ambiente (una lástima beber Mas Doix o Malvasía de Sitges a 24º…).

Volviendo al tema que nos interesa, intentaré hacer un resumen escueto de todo lo que por nuestro paladar pasó, sea decente, original, curioso, o incluso llegando en numerosas ocasiones a la siempre empleada frase “más de lo mismo”:

La jornada empezó con los vinos blancos de Barranco Oscuro, una de las bodegas españolas con viñedos a mayor altura de la península. Destacan en sus composiciones varietales la utilización de la Vigiriega, variedad más relacionada con Tenerife que con las alturas de las Alpujarras granadinas.




Rico su espumoso de esa variedad al igual que su vino Tres Uves, un poco tocado por la madera a estas altura de su vida pero con buena materia y mejor futuro a medio plazo.

Albet i Noya nos dejó un poco fríos, poca autenticidad y mucha fruta tropical en sus blancos, muy homogéneos pese a tratarse de vinos varietalmente diferentes.

Como estaba cerca, pudimos corroborar que Laureano Serres es un tipo sincero, plano y realmente agradable. Sin problema alguno para saber qué tipo de vinos elabora (sus vinos hablan por sí solos), todos sus blancos están tocados por un inconfundible aroma de madroño y boniato asado bien característico. Se me antojan puros, diferentes y con un aporte de levaduras que muchos las quisieran para ellos...
Los tintos más de lo mismo: sanos, curiosos y tocados por la efusión de su hacedor.



De la misma zona que el anterior, Terra Alta, llegó Serra de Cavalls. Dos blancos probamos de la casa: uno joven con bastante proporción de Garnacha blanca que ni fu ni fa (más rastros tropicales invadiendo la nariz) y otro monovarietal de la misma uva esta vez pasado por barrica que, pese a la negación del bodeguero, se nos antojó de sulfuroso subido (a su favor decir que se trataba de un 2008)

Hal de la Enoteca de Italia y sus Ca´Rugate nos permitió la comparación entre una garganega (varietal italiano, fresco y con mineral volcánico en este caso) convencional y otra elaborada como antaño se hacía. Por supuesto nos quedamos con la última, más tocada de complejidad y sabrosura tanto en nariz como en boca.





Su tinto presentado, un Monferrato llamado Pecoranera, muy equilibrado, fresco y de acidez generosamente medida.

A esas alturas de la tarde decidimos dar paso 100% a los vinos tintos y, porque allí se encontraba, empezamos la tánica tanda con los vinos de Carles Andreu. Rico su espumoso Rosat Brut Barrica de Trepat, amplio, sabroso y con perfectas notas de frutillos silvestres muy tenues y comedidas.
Mismo varietal para su tinto, increíblemente tocado por la sutileza de una uva que parece estar maldita para elaborar monovarietales con ella. Craso error, éste demuestra cualidades de sobra.

Llegó el turno del Celler Mas Doix, con un Salanques 2006 un tanto comedido y claramente el segundón de la bodega, y un arrollante Mas Doix 2006 que mostraba el mineral tan típico del Priorat como sólo él sabe hacerlo. Mucha fruta negra, algo licoroso y con un final muy largo. Espléndido vino que se vio afectado por los 22º de temperatura y por una copa (otro toque de atención a la organización en este sentido) que no ayudaba precisamente a expresarse.

En toda feria existe una o dos estrellas que brillan con luz propia y que, por lo de dejar un buen sabor de boca, mejor dejarlas para el final

Pocas dudas teníamos de que Sara Pérez era una mujer inconformista y lanzada, aquí pudimos confirmarlo. Se presentó felizmente acompañada de su retoña de 5 meses (increíble lo guapa que se presenta la “cantera”) y de sus nuevos vinos de finca.
Els Escurçons 2006 es una mayoría de garnacha plantada en las alturas, increíblemente fino y mineral, como tocado por una áurea de savoir affaire. Un vino para descubrir lo que es la homogeneidad entre mineral y fruta fresca.
Su ya conocido Clos Martinet, también 2006, me pareció más fino que en otras añadas, menos separado del resto de Priorats (así me lo parecía hasta probar esta cosecha). Podría ser el efecto de un uso menor de cabernet y merlot… seguiremos su rastro y volveremos a comparar.
Por último, y como final a una magnífica entrega de vinos personales, Camí Pesseroles 2006: cariñena al poder, barroquismo y una textura que sólo esa uva, cuando está bien tratada, sabe expresar. Mi preferido del día, hasta su botella y etiqueta están al máximo nivel de entrega.





Por último y, como dirían los Estopa, “partiendo la pana” en cuanto a blancos mostrados: Bodega Ampelidae y sus sauvignons blancs de Poitiers (Futuroscope sí, prácticamente pared con pared).
Simplemente geniales, después de la paliza tánica que llevábamos encima descubrimos que nos habíamos dejado dicho productor por probar. Sin problema, la acidez y la estructura de estos sauvignons (blanc y rouge) nos ayudaron a limpiar las papilas y resetear nuestro paladar.
Increíble también un pinot noir de la misma zona que elaboran, tocado por la acidez comentada y muy digno en su paso por boca. ¡Esperamos poder volver a probar estos vinos cuanto antes!



Por supuesto hubo muchos más pero la lista de ejemplares debe acabar aquí. Volveremos a la carga en unos días con un repaso mucho más exhaustivo de las elaboraciones granadinas.
Que disfrutéis, naturalmente, con los vinos más naturales.
Publicado por Oscar Gallifa en 7:00
Etiquetas: Slow Vitis, vinos naturales
17 c

No hay comentarios:

Publicar un comentario